viernes, 26 de julio de 2013

BOGLARKA HADINGER; Encuentra sentido a tu vida

Prevención e intervención frente al Burnout
en la persona del logoterapeuta


 "No hay ninguna situación en la vida que carezca de sentido,
incluso los aspectos aparentemente negativos de la vida
pueden llegar a convertirse en algo positivo
cuando se afrontan con la actitud correcta"
Viktor Emil Frankl (1905-1997) 

LA LOGOTERAPIA, UNA ALTERNATIVA DE SALUD ESPIRITUAL
La Logoterapia es un método psicoterapéutico que parte del espíritu, y está centrado en la búsqueda del sentido. De allí su nombre, ya que el “logos”  hace referencia al sentido o significado. Víctor Frankl, su fundador, definió la Logoterapia como una alternativa viable que educa en la responsabilidad y habilita al hombre a vivir su propia existencia plenamente y con sentido.
Es una psicoterapia orientada hacia lo espiritual, que no necesariamente significa “hacia lo religioso”. La pregunta medular de Frankl es: ¿Cuál es el sentido de la existencia y cómo puede descubrirlo cada persona?
La Logoterapia sostiene que  el ser humano es dueño de una voluntad de sentido y es libre, dentro de sus limitaciones,  para consumar el sentido de su existencia.  Es libre frente a sus instintos, a la herencia y al medio ambiente: es un ser que decide sobre sí mismo. Junto a la libertad, Frankl ubica a la responsabilidad.  El ser humano es responsable, y aquello de lo que es responsable constituye la realización del sentido y de los valores. Este punto es central en el terapeuta, en aquella persona que cuida, que “se hace cargo”, y que debe evaluar permanentemente sus capacidades y fortalezas para saber cuánto, hasta dónde y con quienes puede realizar su trabajo profesional. Para saber detenerse a tiempo antes de que la entrega desmedida o equivocada tenga efectos nocivos en su salud.
La Logoterapia es una disciplina abarcadora. Se dirige  tanto a personas sanas como enfermas, a jóvenes como a ancianos y a individuos en las situaciones más disímiles. Su pretensión es sencilla: aspira a preparar el terreno para que las personas encuentren el sentido de su vida. Los contenidos de la Logoterapia abarcan  aspectos filosóficos, médicos, pedagógicos, psicoterapéuticos, psiquiátricos y espirituales. Sin embargo, y precisamente por trabajar los aspectos del hombre doliente como la culpa, el sufrimiento y la muerte, el logoterapeuta vive en riesgo de desgaste físico, psíquico y social, que fácilmente puede derivar en Burnout.
La Logoterapia es la terapia específica de la “frustración existencial”, del vacío existencial, o de la frustración del deseo de significación. Pretende que el ser humano asuma sus responsabilidades como fundamento esencial de su existencia. Es una invitación a avanzar en nuestra búsqueda; a rescatar códigos olvidados dándoles una vestidura moderna y a descubrir posibilidades de sentido que se ocultan en la vida cotidiana.
 Ofrece una solución a la problemática del siglo XXI; nos da un mensaje de esperanza para poder manejar las situaciones que todos enfrentamos actualmente: aquellas que forman lo que Frankl llamó “Síndrome del Taxista”: adicción, depresión y agresión,
Frankl recuperó los temas esenciales de la existencia humana y reinsertó al espíritu en la psicología, dándole una dimensión noética.
La tensión y el estrés son parte y parcela de la existencia humana. La tensión espiritual fortalece los "músculos espirituales" y ayuda a conducir la vida tal y comopodría ser y no tal como está siendo.
EL BURNOUT
Este mal invisible que afecta y repercute directamente en la calidad de vida, fue descrito por Maslach y Jackson en 1986, como un síndrome de agotamiento profesional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre los individuos que trabajan con personas.
El Burnout es un problema que nace de una persona, ya que se presenta cuando esta trata de alcanzar metas irreales que terminan por consumir toda su energía. Al no ver cumplidas sus expectativas, el entusiasmo decae y se instala la frustración. (Gehmeyr, 1993)
El Burnout es una crisis emocional y mental que se presenta frecuentemente, aunque no en forma exclusiva, en quienes trabajan en las profesiones de ayuda y que reciben mucho menos de lo que ellos esperan de sus clientes, supervisores o colegas. Es el resultado de la constante o repetida presión emocional, asociada con un involucramiento personal por un largo periodo de tiempo. Burnout es una expresión que se deriva del “elegir”. La ironía de este síndrome es que afecte precisamente a aquellos individuos idealistas y orientados hacia el sentido. Bulka asegura: “nunca vi a alguien que padeciera el Burnout que no iniciara su labor con grandes ideales”. Contrario a quienes todo les importa poco, en este caso está directamente relacionado con la actitud me importas. El Burnout es un caso de muy buena intención, pero con un sentido incorrectamente sustentado.

La forma de manifestarse se presenta bajo síntomas específicos Estos son los más habituales:
  • Psicosomáticosfatiga crónica, tensión muscular, trastornos del sueño, úlceras y desórdenes gástricos.
  • De conducta
    ausentismo laboral y adicciones al tabaco, alcohol, o drogas.
  • Emocionales
    irritabilidad, incapacidad de concentración, distanciamiento afectivo.
  • Laborales
    menor capacidad en el trabajo, acciones hostiles, conflictos.
Las evidencias de la aparición de esta crisis, se reconocen en varias etapas y son:
 
1.- Exceso de trabajo
2.- Sobreesfuerzo que lleva a estados de ansiedad y fatiga
3.- Decepción y pérdida de ilusión
4.- Pérdida de vocación, decepción acerca de los valores superiores
5.- Perfeccionismo.
 
Si se rompe el equilibrio de las demandas externas como son el cuidar al enfermo, educar a sus familiares, romper con la dinámica de conspiración del silencio, contar con el apoyo incondicional de la pareja y otras, surge el estrés. Además de la irritabilidad y la pérdida de energía física, aparecen sentimientos de baja autoestima y de ineficacia. Sentirse indefenso constituye el último eslabón de esta cadena. Cuando se repiten estas situaciones y además perduran, el riesgo de agotamiento es casi inevitable. En tal caso, el terapeuta pierde el entusiasmo hacia el trabajo y hacia su vida personal y familiar y las consecuencias para su estabilidad emocional y su salud pueden ser muy negativas. (Turnes, 2002)
Este síndrome de agotamiento, a pesar de sus efectos devastadores, suele pasar desapercibido por quien lo sufre. Los mecanismos de defensa como la proyección, la desensibilización y la negación hacen que sea más fácil percibirlo en otra persona.
Por otra parte, muchos terapeutas comparten la idea de que reconocer ante los demás sus reacciones de estrés, equivale a admitir incompetencia, lo que puede significar pérdida de la autoestima, ya seriamente quebrantada. En esos casos, el terapeuta tiende a aislarse para evitar someterse a una eventual crítica.
Los factores más claramente asociados a la aparición del Síndrome son:
La antigüedad profesional.
Presentan niveles más elevados de agotamiento emocional quienes tienen mayor antigüedad laboral. Al aumentar el número de años de ejercicio profesional, la autoestima profesional tiende a aumentar y consolidarse o, por el contrario, a abatirse considerablemente.
El ocio diario.
Quienes disfrutan de más de cuatro o menos de dos horas de ocio al día, sufren un mayor nivel de despersonalización y consecuentemente mayor grado de riesgo de Burnout. Un lapso diario de dos a cuatro horas de ocio se correlaciona con una mejor salud general.
El consumo de analgésicos, tranquilizantes o tabaco.
Los profesionales de la salud que fuman o consumen analgésicos y tranquilizantes presentan un nivel más  elevado de agotamiento emocional, así como peor salud general.
Cierto grado de perfeccionismo.
Ricardo Peter dice: “El perfeccionista, aunque pueda exceder en conductas intachables y altamente eficientes, manifiesta, desde el punto de vista de la Psicoterapia de la Imperfección, un bajo nivel de funcionamiento como persona. Su tolerancia a la defectuosidad es muy baja. De hecho el neurótico es un sujeto irresponsable frente a sus límites, los evade o toma la actitud de rechazarlos. El resultado de estas conductas es algún tipo de patología.
El terapeuta, que se dedica a recoger fragmentos de humanidad perdida o rechazada, está en condiciones de desarrollar, desde ahí, la capacidad de reconocer sus límites, ser compasivo ante las propias fallas y mejorar el nivel de funcionamiento en términos de auto orientación y de auto aceptación de parte del paciente.
Pero en este proceso de recuperación ?repite? el terapeuta no es un observador que pueda hacer omisión de su propia contingencia. Precisamente es la humanidad del terapeuta, el verdadero núcleo de su calidad de persona y su nivel de funcionamiento como ser humano, lo que proporciona al paciente un cierto alivio y respiro en lo tocante a su propia vulnerabilidad. De aquí entonces que el terapeuta no necesite sentirse como Dios para desempeñarse profesionalmente bien”.
MI EXPERIENCIA DEL BURNOUT
Puedo hablar de mi propia experiencia sobre el Burnout porque en 1987 la sufrí en carne propia.
Los síntomas que experimenté fueron cansancio, pesadez en los brazos, intenso y constante dolor en la parte posterior de la cabeza, mareo, visión duplicada, angustia, depresión, vértigo, falta de apetito e insomnio.
En ese momento el término era prácticamente desconocido y no obtuve un diagnóstico adecuado. Después de visitar seis especialistas en oído, vista, sistema digestivo, psicología y neurología, fue finalmente el endocrinólogo quien se dió por vencido sin encontrar nada orgánico, señalando que se trataba de un “agotamiento indescifrable”. Recomendó que me alejara del trabajo y descansara. Finalmente una colega sueca, Birguitta Hedström, me atendió en Austin, donde fui a recluirme por dos meses. A través de la logoterapia logró ayudarme a superar la situación.
Son ocho los recursos logoterapéuticos que impactan sobre el Burnout:
Modificar la filosofía sobre el trabajo.
La meta es la vida, no el trabajo. Se requiere flexibilidad espiritual para cambiar hacia lo que se va presentando. Tal vez la respuesta no esté dentro del trabajo. Unir el idealismo con la realidad previene el Burnout.
Derreflexión.
Se presenta una gran necesidad de reconocimiento desde fuera. Nada parece suficiente. Es importante apreciar la calidad de los pequeños reconocimientos y no la cantidad. La derreflexión tiene dos partes: una señal de alto que aplica los frenos a la hiperreflexión patológica, y una indicación que dirige la mente hacia otros pensamientos. El Burnout resulta de la hiperreflexión.
Recurrir a los valores de experiencia y de creación.
Recibir y dar. Disfrutar lo que regala la vida, la naturaleza, el arte, el amor. Dar amor y trabajo.
Distanciamiento de la situación.
Con frecuencia la persona se encuentra “sobrededicada”. No tiene un ideal. Es el ideal el que tiene a la persona. No es una identificación filosófica sino psicológica. Por eso es conveniente combinar el interés con la distancia objetiva.
Enfrentar lo irreparable con aceptación.
Hay cosas que no pueden cambiarse y hay que aprender a vivir la imperfección y el desorden. El Burnout surge de la frustración ante la imposibilidad de cambiar la realidad conforme al ideal que conformamos. Debemos aprender a vivir con la realidad en vez de pelearnos con ella. Es imperativo hacer lo que esté a nuestro alcance, tanto como aceptar limitaciones y expandir horizontes. La vida trae sus propios afanes, lo único que podemos hacer es aceptarlos con un cambio de actitud.
Apreciar la finitud.
Estar despiertos a nuestras capacidades, realidades y limitaciones humanas. Si reconocemos nuestras limitaciones podremos delegar trabajo y responsabilidades. El ser humano es finito e imperfecto. Nuestras imperfecciones nos hacen únicos e irremplazables y forman parte de nuestras cualidades. Quien entiende su finitud la supera. Aceptar la finitud es precondición de la salud mental.
Autotrascendencia a través del sentido.
Un valor preponderante está fallando en quien experimenta el Burnout. La existencia humana es esencialmente autotrascendencia, no autorrealización. Es la facultad de llegar más allá de uno mismo: amar a otros individuos y causas que puedan convertirse en propias. La autotrascendencia es uno de los elementos más poderosos en el arsenal de la medicina espiritual. Es de un formidable valor terapéutico, capaz de proporcionar alivio en los momentos de mayor abatimiento.
Los ingredientes humanos en el trabajo.
Lo que cuenta del trabajo que realizamos es su sentido, el para qué lo realizamos. Es importante también aprender a apreciar el trabajo y el esfuerzo de otros.
Mi aprendizaje después de 28 años de esta experiencia ha sido:
1. Alertar, prevenir y educar en la responsabilidad hacia el propio terapeuta, para cuidarse, soltar las exigencias, mantenerse saludable, hacer ejercicio, no dejar la supervisión y, si es posible, participar en un grupo de apoyo que pueda sostenerlo en los momentos en que las crisis revientan en las manos.
2. Trabajar las partes oscuras de la personalidad. El Burnout se presenta en personas extremadamente responsables, extremadamente exigentes consigo mismas, extremadamente generosas y entregadas al prójimo, extremadamente controladoras. Una dosis de Terapia de la Imperfección es recomendable para fluir más fácilmente con el mundo, con lo que la vida nos pide y con los demás.
3. Medir nuestras fuerzas para saber cuándo nos hemos excedido en tiempo, esfuerzo y entrega. Apapacharnos más y darnos el cuidado que merecemos. Esto es, “sabernos consentir”, aprender a descansar, a meditar y relajarse, a tomar la vida sin muchas exigencias, dejar que el mundo corra sin necesidad de controlarlo, ser menos críticos y más compasivos, dejar la perfección, volver a la fe en Dios, y sentir que vale la pena vivir.
4. Saber detectar físicamente el agotamiento, que en cada individuo tiene señales inequívocas de que se está llegando al límite del esfuerzo. Saber leer y responder al cuerpo oportunamente.
5. Participar en una red de apoyo, de supervisión o de amigos que ofrezcan vínculos afectivos.
6. Manejar y aceptar nuestras imperfecciones y conocer nuestros límites.
7. Ofrecer prevención y apoyo a los formadores en Desarrollo Humano y Logoterapia para que aprendan a tiempo que el cuidador quiere y requiere cuidados.
LA SALUD DESDE LA LOGOTERAPIA
Salud no significa ausencia de dolor y de dolencias, aunque esas condiciones forman parte de la existencia saludable. Salud significa fuerza espiritual y capacidad de equilibrio para lidiar con los desafíos traídos por el dolor y por la dolencia. Vivencia armoniosa de todas las dimensiones de la persona: física, emocional, intelectual, social y espiritual, en todas las etapas del arco de la vida; en todas las relaciones personales y comunitarias; en equilibrio con la ecología, para que el ser humano alcance su plenitud en sintonía con la voluntad de Dios.
En la Logoterapia la salud no se concibe, por lo tanto, reducida a la biología de la persona, a su corporeidad, sino que se expande a la biografía ?su curriculum vitae? y a la biofilia: al gusto, sentido y motivación de vida. Afecta a la sociedad, a las estructuras y a las instituciones sociales. La salud es un derecho y un deber inalienables. Es afirmación de vida. Es gozo y empeño, gratuidad y esfuerzo, un tesoro que hay que cuidar con responsabilidad. La salud es un don, estabilidad emocional, equilibrio mental, sentido vital, felicidad personal y comunitaria, religación espiritual con Dios.
La salud es hija de los buenos valores y de la empatía; del amor y de la capacidad de perdón; de la alegría, la sonrisa y el buen humor. La salud tiene mucha fe, es buena samaritana y conserva siempre una esperanza.
Y como salud es sentirse útil, capacidad vincular y solidaridad social, la salud comunitaria resulta ser un bien muy personal, y la salud personal un bien muy comunitario.
Salud es también, aceptar, integrar y elaborar sanamente los límites, impotencias, heridas y zonas obscuras de la existencia humana, discapacidad, enfermedades, agonía, muerte y duelos.
Salud es desarrollo del ser en esencia y sentido y no únicamente ausencia de enfermedad, El concepto de salud y enfermedad ha sido un concepto estático, cerrado y absoluto: que excluye al hombre, dice Gerónimo Acevedo, logoterapeuta argentino.
La enfermedad no es únicamente un inconveniente bioquímico o una alteración psicológica, sino una experiencia existencial que afecta al ser humano en su totalidad.
El paciente no es escuetamente un “cuerpo” y ni siquiera un sencillo “ser viviente”. El enfermar del hombre, no es la simple avería de una máquina, pues se trata nada más y nada menos de una persona, es decir, de un ser dotado de comprensión y noción de sí mismo y del mundo, con un proyecto de vida y con una responsabilidad frente a su propio destino y a su tarea personal.
No hay enfermedades sino enfermos. No soy solamente mi parte enferma: tengo un espíritu siempre sano que debo considerar y conocer.
El modo humano de vivir, el modo humano de sufrir y el modo humano de curar nos lleva inevitablemente a interrogarnos por el efecto terapéutico de la búsqueda del sentido y es entonces donde se reconoce a Viktor Frankl como el gestor del paradigma de la Logoterapia.
Hoy ya no vivimos la “era de represión sexual”, sino “la represión de la espiritualidad”. Reprimimos lo que está por venir, nuestro futuro, nuestras posibilidades y de esta manera, anulamos nuestra capacidad de cuidarnos a nosotros mismos y cuidar a los demás.
Es necesario proveer programas especiales, para los profesionales que comienzan la carrera de medicina o psicoterapia, que les permitan prevenir y entrenarse para afrontar el estrés y que les proporcionen modelos profesionales más realistas, en vez de generarles expectativas erróneas.
El concepto de calidad de vida ha tenido un desarrollo histórico interesante. Inicialmente consistía en el cuidado de la salud personal, luego se convirtió en la preocupación por la salud e higiene públicas, se extendió después a los derechos humanos, laborales y ciudadanos, continuó con la capacidad de acceso a los bienes económicos, y finalmente, se transformó en la preocupación por la experiencia del sujeto, la vida social, la actividad cotidiana y la propia salud.
Es fundamental conseguir un diseño óptimo de las funciones y responsabilidades propias del desarrollo laboral del médico o facilitador, a través de cursos de educación contínua, para reducir el estrés y dirigidos a mejorar los instrumentos para el diagnóstico y la tarea terapéutica, así como aumentar la competencia psicosocial del profesional.
El soporte social en el entorno médico con maestros, compañeros y/o trabajadores de la salud, genera comunicación y proporciona información técnica, supervisión y soporte emocional adecuado, para afrontar indirectamente al “Burnout”.
LA SALUTOGÉNESIS UN NUEVO PARADIGMA DE SALUD

Aarón Antonovsky (1923–1994) médico-sociólogo considerado padre del Paradigma Salutogenético, realizó su trabajo en la Universidad del Neguev, Beer Sheva, Israel.
Para revisar el estado de salud de los hombres de mayor edad en su país, desarrolló criterios que permitieran medir la salud física y espiritual. Para su gran sorpresa, constató que los ancianos más saludables eran quienes habían sobrevivido al holocausto. Intentó entender un milagro: la supervivencia.
La noción de salutogénesis, a partir de esa experiencia, se basa en dos propiedades del individuo:
Los recursos de resistencia y
El sentido de coherencia.
Los recursos de resistencia incluyen los recursos materiales de subsistencia y los recursos subjetivos del individuo: su ocupación, sus vínculos afectivos y materiales, que lo soportan para estar bien y vivir bien en sociedad.
También conforman se incluyen aquellas actividades interesantes y gratificantes para el individuo, que lo estimulan y lo hacen sentir activo y productivo. De eso depende el fundamento epistemológico positivo, que cada individuo debería ser capaz de construir para sí mismo: una intuición creativa del significado de la existencia.
El sentido de coherencia significa que cada individuo debe desarrollar en sí mismo una sensibilidad para entender o interpretar positivamente los diversos desafíos existenciales, insertándolos en un Todo que tenga un sentido, donde el ser humano encuentre algún significado en lo que piensa, siente, realiza y le acontece. Se trata de comprender la existencia, lo cual es bastante diferente de saber acerca de la existencia.
El Paradigma Salutogénico despierta solidaridad responsabilidad y compromiso.
La cuestión central del Paradigma Salutogénico parte de la pregunta: ¿por qué razón algunos se recuperan de las enfermedades mas fácilmente que otros? Y ¿por qué de cada 10 mujeres que han sido expuestas a la misma situación, ocho de ellas enferman y dos no? Su atención está puesta en las dos que no enfermaron, ¿qué características tienen ellas que les permitieron mantenerse saludables?
El así llamado Paradigma Salutogénico, se caracteriza por un enfoque que no está basado principalmente en la capacidad de enfermar, sino en la posibilidad de curación. Una pregunta puede resumir esto: ¿por qué un ser humano puede permanecer sano, a pesar de los estímulos nocivos que salen a su encuentro?
El hecho de que algunas personas sean más sanas que otras, no siempre se debe a una cuestión heredada o a factores adquiridos. Es posible, a través de la educación y de la auto-educación, desarrollar una actitud de vida más saludable y respuestas internas fortalecidas frente a los desafíos de la vida.
La noción de salutogénesis de Antonovsky se toca muy de cerca con la noción romántica de Bandung: el auto-cultivo. No se trata de erudición, sino de una elaboración interna del sujeto, en relación con su medio socio-cultural y físico. El auto-cultivo es un proceso individual, que puede crear un sentido interno de coherencia y también una gama interna de recursos de resistencia psicológica a los desafíos. Hay en eso, evidentemente, un elemento espiritual importante o iniciático o más aún, como prefería llamarlo Carl Jung, un proceso de individuación.
El auto-cultivo implica la superación de una unilateralidad de postura y de potencias del individuo, en dirección de una multilateralidad que resultará en un florecer de potencias creativas y espirituales diversas.
El individuo crece, se torna más amplio, más rico, más pleno, más entero, abierto a la veneración y a la belleza, abierto a lo que puede haber de mejor en términos de realización humana en la tierra. Esto produce una "fuerza interior", una disposición interna fuerte e inspirada, fundamentada en la intuición de un sentido para la vida ?algo que no es racional ni ideológico?, una fuente de fortaleza.
La medicina actual, por esta razón, perdió la noción de un todo. Y es justamente en ese todo microcósmico donde se encuentra la Imágen del Hombre, el principio salutogénico o conjunto de procesos que permiten a los individuos mantenerse vivos, estables y socializados, a pesar de los estímulos nocivos constantes.
Salutogénesis equivale al cultivo del pensar, del sentir y del querer sanos. Es ese el hombre que la medicina y la educación, como un todo, deben focalizar, estimular y privilegiar. 
Hay un sentido positivo en el sufrimiento, como instructor de sabiduría. La dolencia nos enseña cuales son los nuevos rumbos que debemos tomar. La salud depende mucho más de una condición de equilibrio y de serenidad entre lo anímico-espiritual y lo orgánico, que de una situación biológica de ausencia de síntomas.
Educación no significa sólo información, sino un pleno desarrollo del ser humano como entidad cognitiva, afectiva y volitiva. (Logoeducación)
El desarrollo de un sentido interno de coherencia, de una claridad de pensamiento y de una estructura resiliente, se edifican durante el proceso pedagógico del andar-hablar-pensar, y en el contacto armónico entre el niño y sus educadores.
La Antroposofía dice que, en términos del niño, puede hablarse de educación. Pero en términos del adulto, se habla de auto-educación. La educación, entonces, es el proceso proveedor de las bases fundamentales que permitirán "florecer" las cualidades y potenciales humanos que, más tarde, serán el sustrato de la auto-educación.
Mientras más fuerte sea el sentido de “coherencia” más fácil será que la persona se maneje bien, evite amenazas, convierta en desafíos los problemas inevitables y maneje los conflictos de la vida.
Como en todas las investigaciones, surgen las preguntas de aplicabilidad cuando es considerada la información de Antonovsky.
La mayoría de nosotros nos preguntamos: ¿cómo puedo desarrollar este sentido de coherencia?, ¿Cuáles son estas dos partes realmente? Y ¿cómo puedo promoverlas en mi proceso de la vida día a día?.
Para desarrollar el sentido de coherencia tenemos que darnos cuenta de que contamos con la capacidad de influir en nuestras vidas. Si no creemos en esta declaración, simple pero profunda, nos enfrentaremos a un obstáculo para el sentido de coherencia. Si no tenemos confianza en que somos capaces de cambiar o controlar nuestro propio mundo, no podremos actuar a favor de éste sentido de coherencia.
El punto central en la habilidad de resolver/ manejar/ controlar los problemas que la vida presenta, estriba en la importancia de ser abiertos a nuestras propias habilidades y falta de habilidades. Es importante escucharnos a nosotros mismos a través de los demás y empezar a desafiar nuestras propias maneras disfuncionales de actuar. Es solamente a través de éste proceso que ocurre el cambio.
La Salutogénesis propone siete factores que ofrecen salud y bienestar, evitando las consecuencias negativas de estrés.
Estos factores son:
1.- Competencia social. Capacidad de relacionarse y comportarse en forma adecuada.
2.- Confianza hacia el otro. Seguridad de que la presencia de los otros significa una ayuda en caso de algún peligro o amenaza.
3.-Inteligencia y creatividad.- La ausencia de éstas características provoca el estrés negativo. Se espera de cada ser humano que desarrolle la inteligencia de la que fue dotado.
4.-Estrategias para resolver problemas.- Considerar las varias alternativas que existen para resolver problemas y que están al alcance por uno mismo o por el apoyo de otras personas.
5.-Control de impulsos.- Cuando los impulsos se controlan, hay mayor claridad en la mente para optar por aquello que se desea. Se tiene acceso a la inteligencia, a la reflexión y a la experiencia, además de que se ejercita la voluntad. Se es dueño de sí mismo.
6.-Locus de control.- Lo que yo hago, afecta a otros. Es un principio de la ecología” “todo lo que una persona hace, o deja de hacer, afecta al mundo”, puesto que todos formamos parte del mundo.
Ejercer demasiado control es vivir sin empatía, como si el mundo fuera únicamente yo. Ejercerlo poco, es desinteresarse por el mundo. Es pensarse derrotado para pedir algo a la vida.
7.- Tradiciones y costumbres.- Vivir tradiciones y costumbres fortalece la estructura familiar y social y el sentido de pertenencia. Perderlas, es como vivir al azar. No hay valores que orienten ni rituales que arraiguen, no existen lazos ni raíces de pertenencia. No hay fechas para señalar un antes o un después. Las tradiciones y costumbres nos identifican con algo o con alguien. Nos recuerdan que somos un eslabón en la cadena de la vida.
La mayoría de quienes tienen un locus de control grande están en las cárceles, no respetan a quienes tienen enfrente: creen tener siempre la razón.
Sin embargo Mandela siempre habló en términos de “nosotros” y cuando le preguntaron por qué, contestó: “Ocho estamos en la cárcel, el nombre con más fuerza es el mío pero no soy el único en éste movimiento”.
El sabía que no era su propia obra. El poder es un medio, no una meta.
Lo que la Sociedad Mexicana de Análisis Existencial y Logoterapia (Smael) hace profesionalmente para evitar el Burnout
La Smael ofrece a los alumnos en entrenamiento 200 horas de supervisión del trabajo de campo que realizan. Esto les permite iniciar una tarea profesional acompañada, apoyada y orientada. Su estrés es adecuado y desarrollan plenamente sus recursos para ofrecer el apoyo que demandan sus pacientes.
Funcionan grupos de crecimiento a los que se invita a participar a las personas que requieren atención y un proceso personal.
Desde la Logoeducación, tomamos en cuenta que para formar profesionales ?especialmente en el área de Tanatología, Psicología, y Logoterapia, así como enfermeras, socorristas y cuidadores de personas enfermas?, requerimos prevenir, educar, y formar a los estudiantes ante los posibles riesgos de sufrir este tipo de crisis. Formamos grupos de apoyo que ofrecen espacios para exponer nuestras preocupaciones en este tipo de tareas.
Los programas de educación continua que impartimos son un remanso para adquirir confianza, conocimientos y recursos espirituales, intelectuales y afectivos, manteniendo así actualizado al Logoterapeuta en todas sus dimensiones.
La Logoterapia no es "sólo" una terapia de la dimensión espiritual, sino una terapia que parte de lo espiritual y se orienta hacia lo espiritual en el Ser-Humano Integral.
Es un sistema de estudio, investigación, intervención y desarrollo del Ser-HumanoIntegral como un todo (Cuerpo-Mente-Espíritu). La Logoterapia reconoce éstas tres diversas dimensiones por igual y sus relaciones en la salud y enfermedad. Acepta y estudia la influencia e interacciones de cada una esas dimensiones con las demás, pero no reduce al Ser-Humano a ninguna de ellas. Ni en lo físico (biologismo) ni en lo psicológico (psicologismo) ni en lo espiritual (noologismo). Parte de lo espiritual y se dirige a lo espiritual, pero sin negar sus otras dos dimensiones o reducir todo proceso y/o enfermedad a la dimensión del espíritu.
El Logoterapeuta debe aprender a reconocer y aceptar sus limitaciones y potencialidades, así como las limitaciones y potencialidades de la medicina, de la psicología y los enfoques psicoterapéuticos. No para ejercer supremacía sobre ellos, sino para complementarse sinérgicamente. Es deber del Logoterapeuta comprender al Ser-humano como un sistema multidimensional integrado y desarrollar un criterio ético, clínico y de diagnóstico que le permita derivar al consultante hacia el profesional más conveniente, de acuerdo con el problema.
Uno de los elementos fundamentales a tener en cuenta, como logoterapeutas, es el cuidado de nosotros mismos. ¿Cómo nos cuidamos en nuestra multidimensionalidad? Con esta pregunta se destacan dos ideas que se encuentran entrelazadas. El cuidado de nosotros mismos y el cuidado del otro (el paciente).
Las neurosis noógenas de las que se ocupa la logoterapia están originadas por un bloqueo de lo psicofísico en el paciente. Esto se manifiesta con el poco conocimiento de si mismo, la falta de libertad y la incapacidad de elegir; falta de responsabilidad (responder por y ante), y poco interés por los demás, es decir no autotrascendente.
Con todo lo antes señalado puede afirmarse que la aportación desde la logoterapia -además de prevenir el Burnout ofreciendo cuidados al logoterapeuta-, representa recursos para desbloquear el espíritu y permitir que la sabiduría personal, la claridad y libertad para hacer elecciones y el cumplimiento responsable de la tarea personal, no se vean coartados por ese agotamiento que impide claridad y salud para mirar con objetividad el mundo propio, el del ser humano a nuestro cuidado, y el de la institución en la que prestamos nuestros servicios.
La Logoterapia debe estimular la capacidad de pensar de manera adecuada, reflexiva y crítica y, a la vez, aprender a aplicar el pensamiento en acciones concretas para un mayor conocimiento, tratamiento y desarrollo del Ser-Humano.
BIBLIOGRAFIA
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REFERENCIAS DE CITAS
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  • “Las raíces de la Logoterapia” Fundación Argentina de Logoterapia, Bs.As.,2001 “La psicoterapia y la dimensión humana” conferencia, Bs.As. 9-4-85 (grabada perso-
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